EL VIAJE DE ELEWA



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EL VIAJE DE ELEWA



miércoles, 31 de agosto de 2011

          EL PUEBLO SAHARAUI, UN EXTRAÑO EN SU TIERRA


          Hace ya casi dos siglos que el Sáhara Occidental fue colonizado por España. Hace menos de cuarenta años que fue desocupado y abandonado a su suerte por el gobierno español, creando en este lugar y en sus habitantes una situación insostenible que a diario se debate entre el progreso y el estancamiento más humillante por parte de su nuevo "amo" que no es otro que  Marruecos.

         Corría el siglo XIX cuando nuestro país se percató de las riquezas mineras (fosfatos concretamente) que en esta zona del Sáhara se encontraban. Por ello, y en pleno auge colonizador de las potencias europeas, España no quería quedarse sin su pedazo de pastel. Pero cuando el beneficio económico se esfumó por el agotamiento de la mayoría de los  recursos, el gobierno español decidió que era el momento de abandonar ese solar improductivo. Así, el 26 de febrero de 1976 desapareció la colonia llamada "sáhara español" y se proclamó la República Árabe Saharaui Democrática por parte del Frente Polisario.




          Ese mismo año Marruecos aprovechó la espantada española para intentar ocupar el territorio, que sin apenas habernos dado cuenta se había convertido en un lugar estratégico de gran importancia, contando además con unos recursos pesqueros envidiables. Por ello bombardeó con fósforo blanco a la población saharaui. Algunos de ellos consiguieron escapar, otros murieron y un gran número de personas quedaron en la zona ocupada. Desde entonces el gobierno de Marruecos ha inyectado ciudadanos marroquíes en la zona ocupada del Sáhara Occidental hasta hacer que los saharauis sean considerados minoría y tratados de forma discriminatoria en su propia tierra evitando así la autodeterminación de este pueblo.

          Pero el pueblo saharaui no se ha quedado de  brazos cruzados, así  acuden a  manifestaciones de protesta y huelgas de hambre como su única arma frente a esta injusta ocupación. Las consecuencias de ello son los numerosos encarcelamientos, desapariciones y las múltiples torturas que nuestro país vecino y "amigo" realiza a los propulsores y participantes de estas prácticas.

          La situación en la que vive la población saharaui es tercer mundista. Se suceden por el terirtorio numerosos campos de refugiados que a su vez se dividen en seis o siete pueblos cada uno, a los que llaman dairas. Cada barrio o cada pueblo está en manos de las mujeres, pues la mayoría de los hombres se alistan en el ejército para poder combatir la situación.





          Aún encontrándose en esta situación tan desfavorecida, el pueblo saharaui ha encontrado como su particular válvula de escape, el fomento de  la cultura creando numerosas escuelas y guarderías, que han hecho que casi el 90% de la población abandone el analfabetismo. Algunos jóvenes emigran para estudiar al extranjero, sobre todo la Carrera de Medicina, para poder ayudar a sus compatriotas que viven del autoabastecimiento y a espensas de la solidaridad internacional.


         En pleno siglo XXI en donde la Comunidad Internacional y los diferentes organismos políticos, entre ellos la ONU, intervienen en conflictos internacionales con la insignia de la PAZ y la solidaridad por bandera (véase el caso de Libia, entre otros muchos), aún me pregunto si alguna vez los máximos dirigentes políticos, se han detenido a analizar el caso del Sáhara Occidental. ¿O es que no interesa pues los yacimientos de petróleo son inexistentes en la zona? ¿O es que al ser una minoría no merece la pena? ¿No será que la hipocresía se ha vuelto a apoderar de los gobiernos desviando la mirada hacia otro lado como suelen hacer cuando el resultado no repercutirá en sus economías capitalistas que sólo se preocupan de aumentar sus ingresos a costa del Sur?





sábado, 13 de agosto de 2011

           " EL VELO DE LA DISCORDIA. EL HIYAB"

           El hiyab, también llamado velo islámico, se ha covertido en los últimos años, sobre todo en el mundo occidental, en un intenso tema de debate. Aceptado por unos y censurado por otros, es un asunto de candente actualidad del que realmente sabemos poco o nada, lo cual es perfectamente comprensible, pues al fin y al cabo no es un objeto que forme parte de nuestra cultura.

          Para comprender mejor el significado del velo debemos atender a diferentes concepciones de éste según el medio sociocultural del que se trate o la época histórica en la que se utilice. Pero si algo debemos tener en cuenta, ante toda interpretación, es que el hiyab no es un burka.

           Si nos remontamos a la Arabia preislámica, el velo era símbolo de respetabilidad pues diferenciaba a las mujeres libres de las esclavas. En aquella época la mujer gozaba de numerosos derechos, desde repudiar a sus maridos hasta mantener relaciones sexuales libremente. En época de Mahoma la sociedad dio un giro hacia el patriarcado más absoluto. Así, un hombre podía casarse con cuantas mujeres deseara y repudiarlas cuando considerase oportuno. Las mujeres repudiadas, generalmente, caían en la miseria o en la prostitución y vagaban por las calles desprovistas de velo alguno. Desde ese momento la comunidad femenina empezó a utilizar el velo como símbolo de distinción entre las mujeres prostitutas y pobres ( que no llevaban hiyab ) y las que no lo eran ( que sí lo llevaban ). El Corán relata además que el hijab es símbolo de pureza.





          Pero a finales del siglo XIX el hiyab comienza a ser considerado como símbolo de exclusión femenina prohibiendo que la mujer participe en la vida política de las naciones árabes. Sin embargo, habrá países como Egipto o Turquía que abogarán por lo contrario, lo cual unido al auge del feminismo islámico creará ciertas rivalidades en la interpretación más radical del Corán y el camino hacia el modernismo. Por ello, el velo islámico comienza a desaparecer en ciertos lugares. Así, entre los partidarios del modernismo el velo desaparecerá, pero en países anclados en la tradición permanecerá.


          Es a finales del siglo XX, concretamente en las decádas de los 70 y 80, y hasta hoy, cuando el hiyab resurge con fuerza en una nueva forma. Gran culpa de ello la tienen los acontecimientos políticos más recientes. Tras la esperanza de cambio a finales del XIX, que no triunfó,  y tras el pesimismo, tras acontecimentos como la Guerra de los Seis días (1967) el mundo islámico aboga no por una imitación del mundo occidental sino por un nuevo impulso del propio acervo cultural islámico. Ha creado una nueva moda de identidad islámica que, entre otras cosas, se manifiesta en el atuendo: la barba en los hombres y el nuevo velo en las mujeres.


          Por ello el hiyab se ha convertido en un símbolo reivindicativo del giro hacia el modernismo islámico. Una seña de identidad de su cultura, sobre todo, en el mundo occidental. Por eso muchas mujeres desean llevar con orgullo "el velo de la discordia", para reivindicar una cultura propia tan aceptable como cualquier otra y demostrar que ellas también han conseguido numerosos logros. De hecho, entre las clases sociales más altas de las sociedades islámicas el velo se ha convertido en todo un fenómeno " fashion" , en donde las corrientes más vanguardistas relacionan el velo con progreso y modernidad.




          En Occidente la concepción que tenemos del velo es la de sumisión de la mujer al hombre, y cierto es que en algunos países islámicos el significado sigue siendo ese, pero existen muchas mujeres que desean llevarlo voluntariamente, por tradición, por moda o por reivindicación cultural. En cierta ocasión, un amigo egipcio, me dijo que el uso del velo en las mujeres era voluntario en su país, lo cual hizo plantearme el fenómeno desde otra perspectiva.


          Por ello debemos hacernos muchas preguntas como, ¿por qué queremos obligar a las mujeres islámicas a que vistan como las nuestras?, ¿por qué las mujeres cristianas en la Antigüedad llevaban velo y aún hoy muchas mujeres de diversas congregaciones religiosas no musulmanas  lo llevan y lo vemos normal? 

         Pienso que un pueblo sin cultura es un pueblo sin identidad y que tolerar ciertas actitudes enriquece tanto nuestra sociedad como nuestra cultura. El mal uso del hiyab en ciertos círculos que violan los derechos humanos, es totalmente repudiable, pero antes de opinar por opinar, indaguemos en la Historia y preguntemos a quien lo porta el porqué, tal vez así, los odios y rivalidades culturales desaparecerían. 

          En el siguiente cortometraje Xabi Sala muestra otra concepción sobre el velo islámico. En él se intenta hacer una apología de la tolerancia, no del velo islámico.